Cuánto puede llegar a pesar una carga mayor a tus posibilidades. Pero es tu deber. No puedes fallar a tu gente. No has nacido para otra cosa más que para ir y venir, cargar y descargar, recoger y guardar, paso a paso, día tras día... Semilla a semilla, grano a grano, hojita a hojita... Así vives. Ni lo piensas. Ni te preocupa. Sólo cumples. ¿Te cuesta? Claro que sí. Pero, qué importa. Miras por el grupo. Miras por el invierno, y por la supervivencia. Por eso sigues adelante, sin descanso, a pesar del peso, de las cuestas, alzas los frutos hasta lo más alto, para coger impulso, fuerza, para continuar el camino hacia tu casa.
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