Nominada a los Óscars 2015 como Mejor Película de Lengua Extranjera.
Título original: Mandariinid (Tangerines)
País: Estonia
Director: Zaza Urushadze
Música: Niaz Diasamidze
Reparto: Lembit Ulfsak, Giorgi Nakashidze, Misha Meskhi, Elmo Nüganen, Raivo Tras
Productora: coproducción Estonia-Georgia; Allfilm / Georgian Film
Género: Drama. Bélico. Años 90
Sinopsis: En 1990, estalla la guerra en una provincia georgiana que busca la independencia. Ivo, un estonio, decide quedarse, a diferencia del resto de sus compatriotas, para ayudar a su amigo Margus con la cosecha de mandarinas. Al comenzar el conflicto, dos soldados resultan heridos delante de su casa, e Ivo se ve obligado a cuidar de ellos.
CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL:
En la película se habla de Estonia, Georgia, Abjasia y de chechenos.
Os dejo lo que busqué en Wikipedia para informarme sobre estos territorios, y comprender mejor la peli:
Estonia es un país que limita al este con Rusia, y está en la zona norte de Europa. Georgia está bastante lejos de Estonia, al sureste de Europa, limitando al este con el sur de Rusia. Abjasia estaba dentro de Georgia, y Chechenia dentro de Rusia.
En 1991, tras la disolución de la Unión Soviética, la antigua República Socialista Soviética de Georgia se convirtió en un Estado independiente, y Abjasia, una república autónoma dentro de Georgia, fue integrada a este nuevo Estado. Sin embargo, los roces étnicos entre el gobierno central y el pueblo abjasio llevaron a que en 1992, este último declarara su independencia.
Empezó la guerra, y la derrota de los rebeldes abjasios provocó la formación de una Confederación de Pueblos Montañeses del Cáucaso: una agrupación paramilitar de diferentes pueblos pro-rusos (osetios, cosacos, chechenos, etc.) de la zona, que lucharon contra los georgianos.
En 1993, los líderes georgianos y abjasios firmaron un acuerdo de paz tras la mediación de Naciones Unidas y Rusia.
Sin embargo, las atrocidades contra la etnia georgiana no acabaron. Se estima que 1.500 georgianos fueron exterminados tras el acuerdo de paz.
Después de la cruenta guerra entre las tropas georgianas y los paramilitares ruso-abjasios, se estableció un cese el fuego en 1994, y hasta 2008, Abjasia permaneció como un Estado independiente sin reconocimiento internacional, pero con apoyo de la Federación Rusa.
Fuentes: Filmaffinity; mapasdecostarica.blogspot, Wikipedia
CRÍTICA PERSONAL:
Empieza la película con una sierra de cortar madera. Y unas manos que trabajan ahí. Son las manos de Ivo, el protagonista, que hacen suponer que ya desde el principio está en un terreno en el que se puede cortar, se puede hacer mucho daño.
Es un anciano atractivo, solitario, muy pacífico, agradable, amigo de su amigo Margus, y tozudo.
No llevé la cuenta de las veces que serenó la tensión entre los dos enemigos heridos. Cómo logró suavizar sus odios, acercándolos entre sí, entre conversaciones y comida.
De querer matarse entre checheno y georgiano, fuera de la casa de Ivo (ya que le habían dado su palabra de no hacerlo dentro), pasaron a compartir una cena al anochecer y a disculparse por cada compañero matado del oponente.
Algo constante en la película es el cierre y la apertura de puertas, ya de la entrada, de habitaciones, de la estufa, de armarios, de la verja, de las furgonetas…abrir y cerrar de puertas.
Era difícil mantener un negocio de vender mandarinas en tiempo de guerra. Según Margus, el propietario, era la guerra de los cítricos, porque se querían quedar con sus mandarinas. Al final resultó cierto, pero no se quedaron con su negocio, la guerra fue mucho más allá, y le mató a él.
Los enemigos eran diferentes: uno ladraba hablando, el otro mataba mirando; a uno se le iba la ira en las palabras, al otro en la mirada.
Pero la guerra no va impresa en la piel, las ideas no pueden luchar entre personas si no las expones, y así, una gran lección del director fue la secuencia de los rebeldes que entran en la casa creyendo que los heridos son ambos chechenos, por invención de Ivo, y así, saludan, charlan e incluso animan al georgiano sin saber, porque sólo eran hombres, todos iguales; sin hablar, sin saber, sin poder decantarse en bandos diferentes, todos iguales; no podían conocer su interior, no podían averiguar sus ideas,…eran sólo hombres, cuerpos, sin pensamientos radicales ni opiniones. Uno que calla, y todos iguales ante el ser humano.
Una frase para recordar de Ivo:
- “ Y vosotros jóvenes, eso de matar, matar… ¿Quién os ha dado ese derecho?”-.
Casi al final, cuando Ivo habla con el georgiano, casi encariñado con él, y le comenta cómo iban a verle actuar y le iban a aplaudir por su actuación el checheno y él, está anticipando lo que va a suceder.
En “su actuación”, el georgiano salva de una muerte inminente a manos de rebeldes chechenos a su enemigo checheno, y a Ivo.
En ese tiroteo matan al título, matan a Margus. Y un rebelde moribundo acaba con el heroico georgiano.
Al hijo de Ivo lo había matado un georgiano, pero Ivo entierra al georgiano muerto al lado de su hijo, a pesar de las ideas políticas del muerto, a pesar de que otro como él mató a su propio hijo. Hubiera enterrado a cualquiera de los dos convalecientes, cualquiera que hubiese muerto. No le servía la ideología.
En guerra, si no muere uno, mueren otros.
Aquí murieron varios, pero se salvó por tres veces una vida, la del checheno: la primera vez lo hizo Ivo, la segunda vez se la salvó el georgiano, la tercera vez él mismo, consiguiendo la paz interior y la paz en la guerra, sin odio al enemigo, sin enemigo ya, sino con la cinta de casette amarilla en su yeep de música georgiana yendo camino a casa.
Esta película es una lección para buscar la paz, para intentar conseguirla, a pesar de los destrozos y del odio.
Con muchas personas como Ivo, que tiendan la mano, su casa y su vida a la paz, podrían cambiarse muchos corazones enfrentados como el del checheno y el georgiano en un único corazón de paz y amistad.
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