Es curioso cómo cada persona vive con un tiempo diferente de las demás:
Unos necesitan más tiempo en su día, se quedan cortos con veinticuatro horas, tendrían que haber podido aprovechar más el día. Con tantas cosas que hacer, no tienen suficiente tiempo.
A otros en cambio les sobra el tiempo:
Sus días se hacen largos, no saben cómo ocuparlos, el tiempo pasa lento, y el día se hace eterno.
Cuando estos dos tipos de personas se encuentran, si acaso ocurre, una piensa en la otra, y la otra en la una.
Por momentos, sus pensamientos giran en ponerse en el lugar del otro, con mucho tiempo libre; del primero, con poco.
Sea como fuere, el tiempo no corre igual para todos.
Y con este pensamiento ocupé parte de mi tiempo redactándolo el 5 de noviembre de este año 2015.
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