“A caballo regalado, no le mires el diente”.
Cuando alguien te regala algo, deberías estar agradecido a la persona que te entrega el obsequio, y no ponerle pegas, defectos, o examinarlo para sacar fallos. Es un regalo, y además a ti no te ha costado nada. Por lo tanto, no debes exigir nada.
Cuando en la antigüedad se vendían los caballos, se les miraba la dentadura para saber cómo estaban de salud, y si eran jóvenes o no, dependiendo de los dientes que tuvieran, y en qué estado se encontraban.
Por eso, si en vez de comprarlo, te lo regalaban, no era necesario examinarle los dientes, porque era un regalo, no te iba a suponer ningún gasto comprarlo, y daba igual si era o no viejo, porque era gratis.
De esa práctica en las transacciones de comercio, se generalizó la expresión a lo cotidiano, y así ahora se utiliza como refrán en el ámbito coloquial.
Hay más refranes relacionados con la gratitud, pero los dejamos para la siguiente ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario