Admiro a las personas que, estando muy ocupadas y sin tiempo libre, sacan momentos para escuchar y dedicártelos a ti: estoy preocupada y agobiada. Mi amigo lo sabe. Y me llama. Y me escucha charlando conmigo durante una hora y siete minutos.
Admiro a las personas que intentan animar a otras en las dificultades diarias con consejos, historias y palabras, que hacen que cada noche pueda dar gracias por disfrutar de momentos tranquilos.
Admiro a las personas que con un mensaje escrito te hacen pasar unas risas.
Ojalá yo pudiera devolver a muchas personas, las mismas u otras, cada gesto que todas éstas han tenido conmigo. Ojalá pudiera hacer sentir en ellas lo que todas éstas me han hecho sentir de bien a mí.
Gracias a todas.
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