Cuentan por ahí, no sé si será verdad, que estaban dos músicos tocando sus canciones en la calle, cada uno por su cuenta, y nadie les echaba ninguna mísera moneda. Y discutían entre ellos por ver quién era mejor músico y quién les echaría unas monedas. Y en esto que apareció una niña, y no tenía nada para darles. Y le gustaba escucharlos. La niña se fue a su casa, y volvió con una moneda. Pero no sabía a quién dársela. Si al músico de la derecha, o al de la izquierda.
Al final la moneda se le cayó, y fue a parar a una alcantarilla, y se perdió.
Empezaron a discutir los músicos por haber perdido esa valiosa moneda. La niña se fue, pero volvió con un clarinete, y empezó la melodía, y los músicos se unieron al concierto. Y así los tres estuvieron en armonía al son de la música.
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