El día estaba frío. Apuntaba lluvia, hielo y granizo. El viento daba en la cara como un cuchillo de acero. Salir en aquellos momentos era locura colectiva, y bastante gente aguardaba en sus casas esperando una posible reducción en esos efectos adversos que tan dañinos parecían. Agua y hielo, hielo y nieve, nieve y viento. Todo ardía, pero de frío.
El anciano se aventuró y asomó la cabeza tras su puerta de madera, y se encontró con tal situación que cerró de inmediato porque notó la mismísima muerte en su propio corazón. Tal fue el temporal que dejaba devastado aquello que afloraba, que salía. Aquellos que tenían curiosidad, caían como moscas.
Y ahí queda el pensamiento de última hora, con frío, nieve y granizo. Hay que buscarse ya una mantita para combatir el frío, que no sea que llegue con fuerza y nos pillen los vendavales.😢
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