LEER.
Tengo un libro, nuevo, recién comprado.
Pero me cuesta leerlo.
Lo guardo en la mesita de mi habitación, y la verdad, lo cojo muchas veces con la intención de leerlo, pero me quedo en el título.
Ese libro tiene un dibujo en la portada, y puedo pasarme minutos eternos mirándolo, que no me canso, decidiendo si merece la pena leer o no leer durante los cinco minutos que faltan antes de salir a pasear.
Siempre he admirado a la gente que lee, no periódicos, o revistas, sino libros. Me parecen, lo sean o no, gente culta.
Y está muy bien leer un libro, sacar conclusiones, y luego van y preparan la película. Me encanta poder contrastar libro y película, conocer los rostros de los personajes, sus voces, ver si coinciden los sucesos tal y como yo los había imaginado.
Me hubiera gustado, en la adolescencia, leer más. Lo cierto es que parece que te da más categoría intelectual…
No hay comentarios:
Publicar un comentario