viernes, 18 de marzo de 2016

Cien años de Soledad. Opinión personal.

Título del libro: Cien años de Soledad
Autor: Gabriel García Márquez
Opinión personal/Argumento:

La ambientación de esta novela transcurre en Macondo, un pueblo que con el paso de los años fue fructífero (con la compañía bananera), pero que terminó por asemejarse a un pueblo fantasma.

Años llenos de guerras interminables, desolaciones en casas que volvían a reconstruirse, para pasar en días venideros de nuevo al destrozo.
Muertes y muertes sin velatorios, sólo algunos casos.

Nos centraremos en la familia de los Buendía, pues se puede decir que es la protagonista de esta historia.

Me perdí casi desde el principio con tanta genealogía de “Buendías”: Aurelianos, José Arcadios, Rebeca, Aurelianos Segundos, Remedios la bella, Úrsula, Fernanda…

Todos juegan un papel atemporal, pues no se llega a distinguir en qué momentos son muertos y fantasmas y cuándo se cuenta la vida de ellos en presente.

-Treinta y tantas guerras, matándose como conejos, las cruces de ceniza indelebles en las frentes de unos catorce hijos de Aureliano Buendía.
-Las escenas de sexo entre miembros de la propia familia.
-Los destrozos en la casa.
-Las juergas.
-Los pergaminos de Melquíades, dándose al hecho de ser descifrados…por bisabuelos, abuelos, tíos, nietos, biznietos…
-Y enterrado a la ligera, pero bien escondido, un tesoro con monedas de oro. Después de mucho buscar generación tras generación, lo encontraron de casualidad unos niños mayores con un Aureliano.

Como conclusión, revelo que el libro empieza con Macondo pueblo y termina igual.
Macondo como promesa de riquezas; al final, pueblo fantasma.
Y en medio, guerras, desperfectos, muertes, interés por descifrar los manuscritos, sexo prohibido entre familiares y lo más absurdo que ya avisó desde el principio Úrsula: saldrán los niños con cola de puerco. El último en la novela. Aberración en toda línea.

Para terminar, agradezco el esclarecimiento del final: cien años de una vida, una familia con sus grandes miserias puestas y pegadas en cada miembro protagonista o no.
Momentos escasos de paz.

Centenarios que no mueren y vagabundean por la casa. El constante péndulo de “ahora presente”, “ahora pasado”, “ahora fantasma”, “ahora está en vida”, crea un ambiente de idas y venidas temporales desde el principio.

Se recurre al pueblo y las calles muchas veces, y casi siempre, menos en la magnífica época bananera, cuando el pueblo mantenía un nivel comercial, económico y turístico excelente.

Superando guerras. Hasta que la dejadez de los habitantes lo llevó a lo más profundo del olvido, al igual que la casa de los Buendía, que a momentos se recuperó con obras, y terminó siendo casa fantasma, acabada por hormigas, cucarachas, plagas…


Es un libro que parece darle poca importancia a cada personaje, pero con la suma de todos llega a formar un círculo que define a todos dentro de una familia amplia en el tiempo.

La importancia para mí de este libro reside en haber podido crear abundantes personajes, no caer en el olvido de la mayoría, sino continuar sus historias sin perderse, y que el autor sepa concentrar cada pequeña historia en los cien años tristes en gente sin muchas vidas especiales ni relevantes




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