A veces te gustaría que te pasasen cosas espectaculares durante todo el día. A veces pasan: una, ninguna, cada cierto tiempo alguna... Pero hay días que no te conformas con poco, y echas de menos recibir buenas noticias, que te suceda algo diferente e inesperado, pero positivo, que recibas una llamada de un desconocido pero que te conoce, o que después de una conversación te das cuenta que sí lo conoces, pero de vista. Y piensas cómo ha podido saber más de ti, el número de teléfono....
Sí, a veces se echan de menos esas sorpresas que te alegran el corazón seco y tristón. Es en esos momentos cuando las sorpresas se convierten en agua clara para hinchar tu corazón y darle vida.
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