Y llega un momento en que cuesta mucho no recordar cada beso y cada abrazo. Tan presentes en cada momento, tan bonitos para rememorar a cada instante. Los ojos de uno mirando a los ojos del otro. Ojos bonitos, como de osito triste. Tuyos y míos. De ambos. Ojos bonitos.
Que al mirarse el uno al otro tienen un brillo único, un momento donde el tiempo se para y la sonrisa llega como resultado de las miradas que se entrecruzan y entrelazan, de los abrazos tan reconfortantes, de dos manos que se tocan con los dedos.
Y llega un momento en que las palabras suenan a encanto, a sentimental, a poesía.
Un momento para vivirlo intensamente, como el último, como el más especial. Un momento único.
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